La historia de cómo fueron mis primeros trabajos
Llevaba algunos meses con mi tienda de artesanías y regalos personalizados en Ecuador. Las rosas eternas eran mi producto estrella y casi todos los días me visitaban personas interesadas en ellas. Cada cliente llegaba con una historia nueva y una inquietud por resolver, desde las más usuales como un regalo de cumpleaños, hasta las más extraordinarias como una propuesta de matrimonio.
Un reto por cumplir
Cierto día, llegó una dama con un requerimiento especial, necesitaba saber si yo podía elaborar los centros de mesa y los ramos de las damas en el matrimonio de su sobrina. Esto era un reto nuevo para mí ya que nunca había realizado trabajos de ese tipo. A ello se sumaba el gran desafío de coordinación y comunicación con la novia y los familiares ya que la boda se realizaba en Punta Cana. A cientos de kilómetros.
Habían considerado que, debido a la diferencia de precios con las flores frescas, las rosas eternas por su naturalidad y la gran ventaja de mantenerse intactas por años, resultaban una buena opción para decorar la recepción y después del gran evento servirían también de recuerdo para los invitados. Aquel trabajo significaba que debía coordinar con la novia que se encontraba en Estados Unidos y para cuando llegara el gran día, los invitados de Ecuador debían llevar consigo los arreglos de flores hasta Punta Cana.
Hasta ese entonces no había tenido una solicitud de ese tipo, por lo que en un principio el pánico y el miedo se apoderaron de mí. ¿Sería capaz de cumplir con un requerimiento de ese tipo?
Manos a la obra
Respiré profundamente y me puse manos a la obra. Me contacté por Facebook con la novia para precisar los detalles, debíamos lidiar con la diferencia de horario, el tiempo y por su puesto la distancia.
Empecé a trabajar en los primeros diseños y a medida que los terminaba enviaba las fotografías a la novia a fin de conseguir su aprobación. Después de varios diseños teníamos claro cómo serían los centros de mesa y los ramos.
El tiempo apremiaba y todo tenía que estar listo en cuestión de semanas. Una vez terminados los arreglos, debía empacarlos de tal manera que resultara cómodo para los familiares llevarlos como equipaje de mano sin que se estropearan las flores.
Y así empezó todo
¡Pedido entregado! Por las publicaciones en redes sociales pude constatar que los arreglos llegaron en perfectas condiciones y gustó a todos.
EL orgullo y la emoción me invadieron, había superado un reto y esto me permitió continuar con más pedidos de este tipo. Desde aquel entonces las rosas eternas se convirtieron en cientos de recuerdos, centros de mesa y preciosos ramos de dama y novia.
El trabajo continúa en Chile
Ahora empiezo la travesía como emprendedora en Chile. Traigo conmigo desde Ecuador las rosas eternas que sin duda son una excelente opción para preservar recuerdos, además de todo el ánimo, cariño y dedicación de compartir mi experiencia en cada arreglo floral.
Soledad Silva
Genial!! Me encanta como escribes , me entretiene…